Lavar los platos resultaba una tarea complicada, poco menos que imposible. Una pizca de agua en el lugar adecuado y todos los circuitos podrían colapsarse.
—Te lo digo de verdad, Jim: la cocina es todo un arte. Pero lo que viene después... esta no es tarea para un marino como yo.
Sumergía el brazo mecánico una y otra vez en el agua, agarrando los platos repugnantes y los vasos con restos de grog. Aplicaba con esmero el estropajo, sin dejar de protestar en ningún momento. Su lengua no paraba de dibujar improperio tras improperio.
—Jim —siguió el viejo pirata—. Nunca debí haberos traicionado. Bien sabes que no es lo que quería el viejo John. Siempre tuve aprecio por ti y por el tarado del capitán, pero, ¿esto? ¿Acaso hay humillación más grande?
Su interlocutor no se molestó en responder. Sin desviar la vista de ningún punto en concreto, se limitó a señalar con el dedo índice la pila de platos que todavía quedaba por fregar.
—¡Ay, Jim! —intentó una vez más llamar la atención el pirata—. No tienes corazón. Cómo voy a poder mirarme al espejo a partir de ahora y explicarme a mí mismo que un día el nombre de Long John Silver fue temido en los siete mares.
Este pequeño relato viene escrito por la mano de +jack Ferrà si las cosas van bien vamos a tener una serie de colaboraciones por puro deleite vuestro espero que os guste.
Con respecto a la ilustración solo añadiré que es una de las ilustraciones que ice para la serie Space Opera el juego que ya he comentado varias veces. El relato no tiene nada que ver con el juego pero siempre ameniza la velada.